martes, 25 de marzo de 2014

Gajes de ser yo.

Quizás mi más grande problema es amar incondicionalmente. 

No creo ser una buena persona, de hecho, estoy consciente de mis grandes defectos; sin embargo, también estoy segura de que no soy mala en absoluto. Me gusta ayudar a los demás, me agrada escuchar e intentar buscar soluciones a problemas ajenos. El gran conflicto que tengo conmigo misma es que me entrego en cuerpo, mente y alma cuando me meto en algo; ustedes pueden pensar que eso no está mal, pero, de cierta manera, sí lo está. La cuestión es la siguiente: cuando te involucras en un grado intenso con algo que solo depende de ti, está todo bien, porque si fallas, sabes que tienes que cambiar y mejorar, que todo está en tus manos y que la derrota fue solo tuya; el problema aparece cuando te envuelves en algo que no depende solo de ti, o sea, en casi cualquier actividad humana existente, sobre todo, en las relaciones. 

¿Qué te garantiza que la otra persona va a dar tanto como tú? Una vez escuché en una serie que un personaje le decía a otro: "la clave de la felicidad es enamorarte de alguien que esté un poco más enamorado de ti que tú de él". Eso no funciona para mí; hasta ahora, siempre he sido la que pone el corazón en bandeja de plata, la que confía casi ciegamente en la otra persona, la que lucha hasta el final... hasta que ya no puede más. Es que, es parte de mi personalidad, es parte de mí siempre dar lo mejor, no rendirme, no tirar la toalla, no hacer las cosas a medias.Una vez una amiga me dijo: "¿por qué nunca eres tú la que se impone? ¿Por qué nunca eres tú la que pide comprensión?", y es que no lo necesito. Yo soy de esas personas que necesitan ayudar, que necesitan cuidar, que necesitan comprender... y sí, evidentemente, también necesito que me quieran y se preocupen por mí, pero no es prioridad. 

Entonces, cuando esa otra persona se va, normalmente, me deja un hueco enorme en el pecho. Es como si me quitaran el piso bajo los pies y no es porque yo no sea alguien estable o porque no sea fuerte, sino porque siempre siento que todo mi cariño no fue lo que él, sea quien sea, necesitaba. Por eso, he aprendido que está bien que mi cariño no sea suficiente, he aprendido que está bien no ser lo que alguien más necesita, he aprendido a "ponerme el parche" a mí misma porque, la verdad es que, como siempre me repito: "la gente no viene con garantía" y que todos tenemos derecho a ser felices como mejor nos plazca. He aprendido, también, que no quiero dejar de ser como soy porque sé que, algún día, encontraré a esa persona que debe estar a mi lado y que, si no llega jamás, al menos tuve el placer de ser yo misma toda mi vida, aunque eso a veces venga acompañado de un poquito de dolor. 

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